domingo, 21 de junio de 2015

Familia Tóxica 5 : La Política en el desorden Familiar



Cuando hablamos de política debemos entender qué es la política. La política, es la herramienta para lograr unos objetivos a través del diálogo y la diplomacia. Entendemos que la política está presente en todas partes, no solo en época de campaña electoral, no voy hablar de ese tipo de política, la política que generalmente usamos es aquella que nos es útil para lograr lo que queremos sin utilizar la fuerza, somos políticos en potencia desde que nacemos, y cuando crecemos vamos utilizando la política como herramienta para desenvolvernos civilizadamente en un mundo netamente incívico. Somos políticos nadando en una pecera apolítica, pero este concepto diplomático y cívico se desvirtúa en cuanto se adapta al modelo familiar y se etiqueta como político a miembros sin lazos de sangre.
La gracia es que la familia política es de todo, menos política. El diálogo es usado sólo como arma arrojadiza y la diplomacia brilla por su ausencia. Los familiares consanguíneos pueden ser de menor o mayor agrado, nos pueden hacer la vida mas fácil o convertirla en un apocalipsis, son tu familia, finalmente transiges porque esa consanguinidad que arrastras con una cadena a tu pie, crea una falsa tolerancia. Es una especie de condena que no nos queda mas remedio que pagar, pero cuando la familia es política, nuestros sistemas se ponen en guardia y delimitan claramente las líneas que no han de ser atravesadas.
El alumbramiento de un nuevo miembro en la familia es un hecho maravilloso que normalmente es celebrado y recordado, si este nuevo miembro es un miembro político, su llegada es vista con recelo, indiferencia y sospecha. Comúnmente en una familia, las etiquetas de cuñado o suegra, suelen ser las mas denostadas y seguramente con razón. La sabiduría instintiva nos dice que son elementos de los que no te puedes fiar e igual que sin tocar el fuego, sabes que te puedes quemar, saber que tener cerca a cualquiera de estos familiares políticos, puede provocar el mismo efecto en nuestra psique. Quedar literalmente quemados por estos elementos puede ser no solo probable, si no altamente asegurable.
Cualquier familia que hasta entonces se pudiera considerar “feliz”, o al menos equilibrada, en la relación entre sus miembros, con la llegada de elementos políticos que orbiten ese sistema, acabarán por infectar esa armonía siendo un cáncer en esa relación consanguínea. Su tendencia a contaminar las relaciones que se estrecharon en tiempos pasados, quedan rápidamente empañadas por su falta de política en el trato con el resto de los miembros. Confianzas robadas, modos incorrectos y comportamientos incívicos son los que comenzarán a integrar ese viejo núcleo familiar que hasta su llegada, se antojaba armónico y próspero, en su germen.
Estos familiares políticos son zorros en un gallinero, que no conocen el diálogo o la diplomacia, utilizarán al miembro consanguíneo al que se han unido para manipularlo y utilizarlo a su favor. Lo positivo es que es fácil deshacerse de ellos, al contrario que con los familiares consanguíneos que es más complicado a la hora de romper lazos, un familiar político es un miembro fácil de amputarse sin causar dolor o trauma. Son elementos accesorios que si no logran cuajar de una manera positiva en nuestras vidas, no es necesario ser diplomáticos y optaremos por ser totalmente apolíticos para cortar de raíz esa relación toxica y perjudicial. Siempre que identifiquemos una relación que nos enferma o nos traumatiza, debemos sacarla de nuestra vida antes que no exista remedio, es mejor una vida llena de soledad, a una vida llena de prozac, en el caso político, ni lo uno, ni lo otro, ya que nunca fueron realmente familia.
La familia política es familia de paso, se espera que pase por tu vida de puntillas y de forma ocasional, pero por lo general suelen pisar el callo del cariño según llegan, son gorrones afectivos, pedigüeños del calor del hogar que suelen pedir con descaro aquello que nunca ofrecen. Amor, comprensión, cariño… Parecieran parásitos chupópteros, una solitaria que deja tu organismo sin todo lo que la familia hasta el momento te aportaba. La familia política se lava los pies en el agua que representa tus valores, son el polizón en tu barco, la serpiente en tu edén.
La familia política es en realidad, el desorden político familiar, son la vasectomía en la relación de pareja, son la ligadura de trompas del cariño, son la silicona en los pechos del amor, estéticos, pero inútiles, solo hacen bulto, no aportan nada, y por regla general, los debemos cambiar cada diez años. Muchos se cuestionan el amor duradero y la relación de pareja, ver como hace años las parejas duraban toda la vida y hoy, lo normal es que apenas aguanten cinco años… yo siempre he pensado que la duración del amor es inversamente proporcional a la influencia que ejercen suegras y cuñados, estos familiares políticos matan literalmente el amor y logran que el príncipe azul enrojezca de ira.
Permeabilizarse con estos sujetos es complicado y utilizar la política es una perdida de tiempo. La diplomacia no sirve y sus muestras de cariño te las tienes que limpiar, son como las pegatinas de la fruta que no sirven para nada y estorban bastante. Todos somos familia política, todos tarde o temprano somos cuñados/as o suegros/as, mantener la humanidad, la concordia y la diplomacia es esencial, evitar las comparaciones, las envidias y los rencores es vital. Emplear el diálogo es la herramienta mas útil, siempre y cuando la madurez de los integrantes de la familia sea bien proporcionada. Por lo general los progenitores inician su proyecto de familia pensando en una equilibrada igualdad entre sus miembros, son estadistas del cariño y gestores diplomáticos del amor, pero en muchos casos son inconscientes. Se germinan familias con el único propósito de respetar la tradición impuesta en la sociedad, y se terminan creando auténticos monstruos de Frankestein en el que cada miembro nada tiene que ver con su igual, esa desigualdad funda una anarquía en el núcleo y los satélites artificiales que forman los miembros políticos desectructuran aún mas esa hipotética unidad.
Igualdad y equidad, deberían ser los ingredientes para equilibrar las relaciones entre los miembros de una familia, permitir y consentir la intoxicación es solo, la forma mas rápida de lograr la desintegración del núcleo familiar. Una vez intoxicados los miembros buscan sanar sus relaciones más próximas, soltando el lastre que forman las relaciones periféricas, en una urgente y precipitada forma de cortar por lo sano, de la que normalmente, solo salen beneficiados las partes amputadas, quedando el núcleo toxico enquistado en el corazón de la familia. La política desaparece, el dialogo se omite y la diplomacia es vista como una herramienta con la que cubrir la apariencias y calmar las malas conciencias. Permitir que los miembros de una familia desequilibren las relaciones dicen mucho de la poca habilidad de sus progenitores a la hora de encauzar los modos y las formas de un modo práctico y correcto. En una familia donde el protocolo costumbrista pesa mas que los sentimientos, está destinada a naufragar en las oscuras aguas de la toxicidad.
En estos casos no hay moraleja positiva, ni existe una lección que aprender, ya que si los miembros intoxicados no toman conciencia todo esfuerzo es inútil, solo cabe esperar a que los paradigmas que rodean los estratos mentales de esos miembros, sufra un revés y se transforme debidamente, rompiendo los esquemas, los programas y las etiquetas que fueron impuestas por los intoxicadores. No hay tregua y no hay coalición que salve algo que esta muerto, solo queda resucitarlo milagrosamente tras un tiempo de reposo y concienciación o esperar que ese cadáver reviva como un zombi, lento, sin inteligencia, sin sentimientos y sin amor, que es como la mayoría de las familias programadas por una sociedad anclada en la tradición y la apariencia dicta.
Tomado de: lacosechadealmas.blogspot.com

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