Tú que eres Amor y que eres amado, hablo por el Verbo interior, desde el Corazón de tu Corazón.
Vengo una vez más para hacer resonar y vibrar en ti la llama de Vida. En la Gracia del Fuego Ígneo, lo que escuchas, lo que lees, no es nada más que lo que tú mismo te dices. Entonces oye.
En este Verbo está tu primer soplo, el que nunca se para.
Estás invitado a ser.
Te invito a dejar derramarse el flujo perpetuo de la Fuente de Cristal, ahí donde tu corazón no puede conocer ni obstáculos ni límites. Escucha este canto de gloria que ya oyes a veces en tu cabeza y en tus oídos, y que ahora se propaga, llevando la buena noticia hasta cada extremidad de tu cuerpo.
Ha llegado el momento de ser libre, de ser verdadero.
Entonces, durante estos días en que la llamada al orden de la Luz se hace cada vez más apremiante, ella también te invita al Misterio de la Vida, al Misterio de la Resurrección, al Misterio de la Verdad que nada sobre la tierra donde tus pies están puestos, puede evocar de manera verdadera. Ahí está tu Reino, ahí está tu gloria.
Me dirijo a ti sea cual sea tu circunstancia, porque, en estos días, estás inmerso en un baño de Gracia que es independiente de toda circunstancia de tu vida. Te incumbe averiguarlo, verlo, decir “sí”, y sobre todo vivirlo sin restricción alguna.
Penetras, si así lo deseas, en las moradas de la Felicidad eterna y de la Paz infinita.
Mira, mira a tu alrededor, mira en ti. Todo lo que está fuera se descompone ante tus ojos, mientras que en el mismo tiempo y en el mismo momento, lo que es verdadero florece y crece cada vez más rápidamente. El perfume del Espíritu ya toca tus sentidos y tu piel, tal vez el Fuego Ígneo ya te ha recorrido, tal vez también estás allí, sin vivir nada, sin sentir nada, sin sospechar nada. Entonces te doy la buena noticia para ti también, mira, inclínate sobre lo que eres, sobre tu corazón, gira tu mirada, inscríbela en la Verdad eterna, aunque no sepas nada. Llámalo Principio, llámalo Absoluto, llámalo Amor, llámalo Felicidad, poco importa. Ninguna palabra puede verdaderamente definirlo. Sólo hay que decir “sí”, sólo hay que mirar correctamente. No necesitas nada más, ni de tus conocimientos, ni de tu deseo, ni de ninguna voluntad, sólo tienes durante estos días, y hasta el final de este año, para encontrarte, para probarte, para apreciar la Vida eterna en el seno de este cuerpo perecedero.
Sólo hay esto. Todo lo demás es un decorado, el de tu juego, el de la experiencia donde permanentemente te buscas, girando tu mirada hacia cualquier parte cuando sólo hay una única mirada que te permite ver y vivir lo que eres. Esta mirada no depende de ti, no depende de lo que conoces, depende sólo de tu sacrificio.
Entonces mi Verbo te dice, desde tu corazón, óyete y mírate, no en los juegos que tienes, no en una historia, fuese la más maravillosa y la más auténtica. No necesitas ninguna memoria, no necesitas equipaje, sólo necesitas aceptar lo desconocido que no conoces.
En estos días del tiempo de la Tierra, hay una conjunción de muchos sucesos terrestres y celestes, pero también de la conciencia, que te permiten verte y vivirte con facilidad. Pero debes de estar ligero. Debes de renunciar al equipaje de la experiencia, al equipaje de los conocimientos, debes renunciar al equipaje de los afectos, al equipaje de las creencias. Todo esto debe quedar fuera y no puede entrar de ninguna manera en el corazón de la Verdad.
Entonces el Fuego Ígneo quema y separa todo lo que ya no tiene razón de ser. Son los gritos del mundo, son los sonidos del cielo y de la Tierra, es la ira que gruñe en los volcanes de la tierra, anunciando así su ascensión en curso.
Ponte en esta Felicidad porque en el seno de esta Felicidad, ya no tendrás que esperar nada, todo estará definitivamente cumplido para ti.
El tiempo de darte la vuelta, el tiempo de verte, y que lo has vivido.
El Espíritu está vivificado, reaparece.
Sea cual sea lo que te es dado a vivir, entiende que más allá de toda aceptación y de toda comprensión, hay ante todo lo que es necesario, no para tu persona, sino para lo que eres.
Entonces acoge lo que la vida te enseña – ahora con agudeza a veces, con violencia también. No eres nada de todo esto, esto sólo atañe a lo que es exterior, que se apagará por sí solo en cuanto tu mirada interior prevalezca, si no se ha hecho ya.
El Amor es un Fuego. Todos los que han pasado por este Fuego antes que tú, lo han descrito como un Fuego devorador que lo consume todo sin quemar nada, que es un indecible éxtasis sin igual, haciendo de ti y regenerándote en la santidad que eres, en la adoración perpetua del Amor que eres.
En estos tiempos de Gracia, ahí está la única fuerza que seguirá en pie: lo que eres.
Gírate, si no se ha hecho ya, y te afirmarás en la humildad y en la Verdad.
Serás a la vez el servidor, el maestro, el niño que acaba de nacer como el viejo que se muere, sobrepasando todos estos roles de composición en el seno de esta escena de teatro, liberándote por la misma ocasión de todo lo que todavía puedes ver sobre la pantalla de lo que juegas y vives afuera.
El mundo entero, no el tuyo sino todos los mundos están ahí para acogerte, pero primero en tu corazón, incluso antes de ser visibles por fuera. Esta mirada es la mirada de la Liberación. No depende de nada más que de tu abandono y de tu sacrificio, que no espera nada más que a ti mismo.
Entonces la Fuente de agua viva puede por fin vivificarte y aligerar lo que te parecía, unos minutos antes, tan denso y tan restrictivo.
Aprende a confiar en ti en lo que eres. No hay un mejor momento que ahora, no hay un mejor lugar que aquí, no hay un mejor tiempo que estos tiempos en que todo te es mostrado. Acepta también ver lo que la vida quiere enseñarte de tu exterior, sin buscarlo, pero velo desde el interior, ahí donde todo esto te aparecerá claramente como una secuencia de juego.
Entonces tu conciencia podrá navegar libremente sin ser tributaria de tu cuerpo, de tu historia, de la moral y de las leyes de este mundo, sino que te pondrá de golpe y con rapidez en la mordedura del Amor, en la Felicidad, en la Paz, y sobre todo en la Verdad.
Esto está ahí, y te espera. Entonces tú mismo, ¿a qué esperas para vivir esta inefable gloria de lo que eres, para vivirlo en totalidad o de manera progresiva? Mira en ti con el ojo, no del juicio, no de la comprensión, sino del que ve realmente lo que es en lo más íntimo de su pecho, en este Corazón del Corazón. Y viéndolo entonces, todo será atravesado, puedes estar seguro de ello, con la misma ligereza.
Cuanto más la densidad y el caos exterior crezcan, más tu paz será estable y tu Felicidad inefable.
Sin por supuesto alegrarte por lo que acontece afuera, sino alegrándote por haber aceptado de girar tu mirada.
Entonces la Onda de Vida tomará un nuevo impulso, el Fuego Ígneo no dejará ningún sitio de tu cuerpo a salvo de su Fuego devorador.
Tu conciencia se volverá límpida. La verás tal como es, sin sombras, en su esplendor y en su resplandor, emanando de ella misma.
Tus ojos se abrirán por completo, haciéndote ver realmente, concretamente, un nuevo exterior donde todo lo que estaba oculto aparece a plena luz del día por la iluminación de tu luz.
Ahí está la Paz, ahí está la solución a cualquier pregunta y a cualquier ecuación que te resulten sin resolver.
Entonces simplemente, acógete tú mismo. Eres el salvador, está en ti; eres el maestro, está en ti; eres la Fuente, está en ti; eres el Absoluto, está en todas partes – e incluso en ninguna parte.
Verlo es mucho más que el Fuego Ígneo que te devora, sino que es un asombro, una sideración, que ningún elemento de este mundo donde estás ha podido hacértelo vivir, y nunca podrá hacértelo vivir.
…Silencio...
Despliega tus alas, déjalas secarse al sol del Amor. Lo que eras ya está muerto en el seno de este mundo, lo que siempre fuiste permanece vivo y eterno.
Hoy, en este tiempo de particular Gracia, todo lo que puede ser una pregunta, todo lo que puede parecerte no lo suficientemente límpido, sólo puede venir de la mirada de la persona. En la mirada interior, hay una perfección, y esta perfección te aparece ahora cada vez más justa, cada vez más grandiosa a medida que se desagrega el mundo, a medida que todo se revela, a medida que todo se ve.
…Silencio...
Este Fuego es el Fuego del Amor, el Fuego del Espíritu, el Fuego original.
En este Amor, en esta mirada interior, ya no hace falta ninguna forma, aunque todas las formas estén ahí.
Ahí todo está perfecto, todo está lleno, tan lleno y a la vez tan vacío; no hay diferencia, no hay distancia.
Entonces deja que emerja este Fuego, deja que crezca. Está alimentado permanentemente por lo que eres, por esta llama eterna.
Este Fuego no sólo te alegra o te consuma, te forja en tu eternidad reencontrada. Te esculpe en tu forma de eternidad, la de tu cuerpo de Êtreté y de tu origen estelar.
Entonces verás tu cuerpo y este mundo por lo que son, unos simples y efímeros vehículos para unas experiencias que sólo te permiten jugar, y aquí, en especial donde estás, de nunca ganar cuando siempre fuiste el ganador y el héroe.
Sea lo que sea lo que te parezca jugar hoy, todo esto te aparecerá como algo que efectivamente sólo pasa y también, sobre todo, que no tiene ninguna importancia y sólo merece una sonrisa, y sobre todo ninguna lágrima, y sobre todo ninguna atadura.
La Libertad entonces será tal, ya dentro de ti, que sonreirás acerca de lo que has podido adherirte en el seno de este mundo, de estos juegos a los cuales tal vez jugaste; todo esto entonces será realmente insignificante y fútil con relación a lo que eres.
La Vida te pide llevar esta mirada, la Gracia ilumina tan pronto miras hacia donde sea esencial.
Tu cuerpo de carne como tu cuerpo de Êtreté sólo son unos vehículos que cumplen su función, pero no eres el vehículo, ni siquiera eres el conductor.
Ve más allá y mira todavía más profundamente. En el Corazón del Corazón, no hay nada más que la Luz, no hay nada más que el Absoluto, y sin embargo están todos los mundos. Todos los potenciales ya están ahí, todas las historias ya están presentes, porque aquí ningún tiempo afecta nada y ningún espacio crea una distancia. Todo es simultáneo, todo es perfecto.
¿Cómo podría ser de otro modo en el Amor verdadero? Es esto lo que pasa en este momento, si aceptas mirar, obviando todos tus temores, todas las zonas oscuras, todas las reticencias, todas las iras o todas las negaciones, todas las negociaciones que podrías llevar. No hay nada que negociar con la Luz.
Porque la Luz siempre es un “sí” para lo que eres. Ella siempre canta la Verdad, que sea por el Verbo o el Silencio, y aquí no puedes estar engañado de ninguna manera porque la Felicidad es tan pura y tan densa que en ningún momento tu conciencia puede dudar de la Verdad de lo que es.
Cada día que te acerca al solsticio de este invierno, del período nombrado Navidad, cada día tu mirada interior puede sumergirse más profundamente y más intensamente.
Deja la Luz vivir y sobre todo obrar, por su Inteligencia, sobre tu conciencia como sobre tus cuerpos efímeros.
No hay espacio para otra cosa que la Felicidad. Velo y vívelo.
En el seno de tu mundo, las profecías se cumplen, pero no te atañe. Sólo a la persona le atañe, y el que ha mirado en su interior y ha visto, y lo ha vivido, no manifiesta nada con relación a esta revelación. Puede estar tranquilo u ofendido, pero no cambia nada, porque más allá de la persona, ya se ha cumplido, y ya está ahí. Todo lo que queda por vivir es, en cierto modo, una formalidad que no te pide nada más que mantenerte en el seno de este Fuego, en el seno de esta Felicidad, sin esfuerzo, espontáneamente y naturalmente.
Entonces el conjunto de las Cruces de tu cabeza y de tu corazón, el tetraquishexaedro, el octaedro de tu sacro, se sincronizarán y crearán el canto de la liberación, el que cantarán la Tierra y el cielo en el momento adecuado. Y esto ya lo vives, en tu mirada interior.
Nútrete de esta Felicidad, nútrete de lo que eres, es el único alimento que es digno de confianza porque no depende de nada de este mundo. Este alimento ha quedado intacto, no conoce las vicisitudes de tu mundo. El Espíritu está ahí, te lo dije.
Cada día del Adviento que avanza, te invito a abrir otra puerta, hasta el momento en que verás que nunca hubo ninguna puerta, y que el acceso estaba abierto de par en par. Las puertas sólo son tus proyecciones, de las costumbres, de las condiciones, de los sufrimientos, de las creencias.
Entonces mira todavía más profundamente, el Fuego Ígneo te lo permite.
Mira con atención y deja que venga hasta ti lo que emerge, y lo que emerge sólo es la Paz y la Felicidad, sólo es la beatitud, que ninguna meditación de este mundo, que ninguna experiencia mística puede alcanzar, sea cual sea su intensidad. Porque ahí, no se trata de intensidad sino de Verdad.
Y cuando esto es visto y vivido, todo lo demás es visto como habiendo tenido, es cierto, una utilidad, y representando ahí también, solamente lo que es efímero y lo que pasa.
Cada día que pasa en el calendario de este tiempo de la Tierra, te permite vivir esta Gracia con cada vez más facilidad, con una Paz y una Felicidad que no dependerán de ninguna circunstancia de este mundo, y que no pueden ser traicionadas de ningún modo, que nunca pueden agotarse, ni siquiera atenuarse. En cada puerta que has conceptualizado, en cada puerta que has creado y que franquearás, te darás cuenta del ineluctable incremento de esta Felicidad y de esta Paz, y cada día te abandonarás un poco más, o de manera fulminante, a la Verdad.
Nunca desesperes, aunque hoy no te sea posible, incluso en estos tiempos de Gracia, te recuerdo que hay una última Gracia, la de la Llamada de María, la del despertar colectivo de la humanidad, la del choque de la humanidad.
Pero sea lo que sea, sea cual sea lo que es visto o lo que no es visto, persevera de todos modos en mirar en el interior. Te lo dije, la única llave y la única solución está ahí. Muy pronto, nada de este mundo podrá saciarte, nada de este mundo podrá nutrirte, nada de este mundo podrá mantener la ilusión que sea. El efímero, en todos sus componentes, se desvanece para dejar el sitio libre a la Eternidad.
Recuerda que estas palabras que oyes, estas palabras que lees, sólo son los gritos de tu corazón, no unos gritos de desesperación, sino unos gritos de alegría porque nunca fue tan cercano, nunca fue tan vivo y nunca será tan perceptible y tan sensible.
La Luz te pedirá a cada minuto: « ¿A qué esperas, qué más te falta, qué necesitas? ». La Luz ya no sufre de esperas, hierve, arde, brota, irriga y nutre.
Mira, esto ocurre en este mismo momento.
Sea cual sea tu mirada exterior, tu interior te llama de manera cada vez más franca.
Para esto, ella utiliza todos los medios, hasta inmiscuirse en tu mirada exterior para modificar los aspectos y los juegos, para permitirte girarte con más facilidad.
El marcador y el testigo de esta reversión, te lo digo, es la Felicidad, la Paz y la tranquilidad. Sea cual sea la mordedura y la quemadura del Amor de tu corazón, sea cual sea su ausencia, no hace ninguna diferencia. Sólo hay unos momentos diferentes para cada uno, que pronto se conjugarán en el mismo presente, es cierto, pero es justamente este acercamiento y esta aproximación que crea el impulso de la Libertad, el impulso de la Paz, el impulso de la Felicidad, que está al opuesto de lo que sucede y sucederá fuera.
No hay nada que juzgar, no hay castigo, únicamente la autenticidad de la Luz y la Luz no juzga nunca. Entonces, no te juzgues. No juzgues al mundo, no juzgues a tus verdugos, no juzgues tus amores y, sobre todo, no te juzgues; mírate simplemente. Todo lo demás está aclarado o se aclarará y, de todas formas, eso no te importa porque te alejarás de todo juego, de todo sufrimiento y de todo recuerdo.
Tu Corazón Ascensional se elevará entonces hasta la Fontana de Cristal para ser lavado en la sangre del cordero, para ser regenerado y finalizado. Entonces, navegarás donde tu libertad te lleve, sin ninguna atadura, sin tener que mirar lo que desaparece y que ya ha pasado.
Mientras que tu mundo se llena de Luz, se llena de Blancura y de Fuego, sólo lo arcaico que está muerto (que no se sabe) debe desaparecer por la Gracia de la Luz, porque la Luz borra cada sombra y no en un combate. Es justamente una evidencia que se hace real y que es tan fuerte que no plantea ninguna cuestión.
No te detengas sobre lo que todavía pueda parecerte un poco pesado, porque la Luz alivia también eso, aunque no comprendas nada, aunque no lo veas, aunque no lo hayas superado. El tiempo de Adviento, el tiempo de la Gracia, hace eso posible. Cada día que pasa, es una oportunidad suplementaria de verte -para aliviarte-, mayor cada día.
El digno representante del Fuego Ígneo que se despliega en ti, es el primer Hayot Ha Kodesh, el Fuego al que alude Metatrón, cada vez que viene a ti. También tú puedes invocarlo ahora; él resonará en ti, en el corazón del Corazón y llamará a tu mirada con firmeza y dulzura, para que te veas y te mires.
Así es Vehuiah que se desposa en tu corazón del Corazón. Ahí está la fuente del Fuego Ígneo que aparece sobre tus columnas laterales, así como en tu columna central.
Entonces se consumirá en una llamarada enorme, todo lo que te pueda pesar. Esta inmensa hoguera consumirá con la misma Gracia, todas las faltas, todos los errores de la persona.
Los dragones son portadores del Fuego de Vehuiah, así que también es posible verlos y llamarlos a ellos. Ahora es también puedes, vivir en ti el genio creador del Fuego, el primer Hayot Ha Kodesh, el primer Querubín. Escucha lo que él dice en ti. Óyelo y velo.
…Silencio…
Así es el ofrecimiento de este don en estos tiempos de la Tierra. Este don es el regalo que tú te haces también, a ti mismo, a través de lo que has vivido interior y exteriormente en todos estos años en que la Llamada de la Luz te ha trabajado tanto, con resultados variables, por supuesto. Pero hoy, el resultado es el mismo para todos, no hay que esperar nada, no hay nada que merezca la pena. Es importante que te mantengas en la evidencia de la Luz, cada vez más intensa, cada vez más ardiente, cada vez más Amor.
Así que, mira dentro de ti. Así vivirás tu Resurrección, así será la Llamada de María. Así será tu Renacimiento en la Eternidad, la que vives ya, seas consciente de ello o no. Tu inconsciente y tu cuerpo lo saben a la perfección porque está escrito en ellos. Recuérdate; esto no es nuevo. Es simplemente algo que había estado enmascarado, ocultado y que ha permanecido escondido a tus ojos en lo más profundo de tus genes, en lo más profundo de la conciencia, en lo más profundo de tu Corazón.
Así que la Gracia te llama para liberar tu corazón, para ser libre a esta Conciencia que sólo conoce la Alegría, la Paz y el Amor. Entonces, la voz de tu corazón que oyes o vives, resuena en ti, llamando tu atención todavía más. La Paz llena, por tanto, todo el espacio y no deja ni un resquicio a tu persona.
Acepta la Alegría, acepta la Paz. No puedes crear en tu mundo sino en tu interior. Sólo hay que reconocer, sólo hay que acoger el sacrificio para que tu coronación brille con la verdad y la justicia.
…Silencio…
Todas estas palabras que se dicen en tu corazón, pronto, no tendrán necesidad de ser leídas ni escuchadas más que en el corazón; no tendrás necesidad de nada más. La Luz es tu guía infalible en estos días. Ningún plano, ningún mapa, ninguna programación que concibas, pueden ayudarte en esto. No se requiere ninguna estrategia, ningún acto. Es eso lo que se ve en primer lugar y es lo que te hace libre de nuevo.
Entonces, tu Corona de gloria adornará tu cabeza y tu frente. Tu corazón sagrado será mostrado al mundo, no el de la Ilusión sino el mundo de la Verdad. Cristo interior estará entonces resplandeciente, como en las representaciones del Sagrado Corazón. Entonces podrás decir tú también: “Por el corazón unido de Jesús y de María, por los corazones unidos de la Verdad, soy liberado y libre”. Es así como se cumple tu Resurrección y es así como se cumple la Ascensión de este mundo.
Habrá un antes y un después, mostrándote y haciéndote ver y experimentar que tú no eres de antes o de después, sino de todos los tiempos. Así te habla tu corazón, así te habla la verdadera Vida en el Único; sí, te habla la Alegría que instala la Paz, porque este Verbo sólo acompaña la majestad de la Luz y del Amor.
…Silencio…
En esta mirada interior, el canto de la Llamada se hace más acuciante. Cada día, llamará a tu puerta más tiempo y más intensamente.
…Silencio…
En cada ocasión que tengas oportunidad, en cada ocasión en que tengas tiempo e interés, colócate en esa mirada interior como hacemos en este instante y percibirás que tu mirada exterior cuando vuelves a este mundo, sólo puede ser una mirada de comprensión y Amor.
Incluso en el fragor de los acontecimientos, no verás un meteorito que se estrella en la Tierra, sino al Arcángel Mikaël que fecunda la tierra y despierta a los hermanos y hermanas que están todavía dormidos. Incluso el miedo que observes en el mundo, no será más que las primicias del Amor por el cambio de mirada. El terror, será sólo momentáneo. Tú estás ahí para eso por tu radiación y tu amor que amortigua, en cada hermano y hermana, este pasaje.
…Silencio…
Cada día de este período de Adviento, según los posicionamientos de tu conciencia, desde el corazón hasta el exterior o desde el exterior hasta el corazón, estarás cada vez más fortalecido en tu corazón y menos controlado por lo efímero, ya sea lo efímero de tu cuerpo, de tus relaciones, de los hábitos o incluso de las alegrías efímeras. La Alegría interior y la Paz barren todo lo que no es Alegría y Paz. No tengas ninguna inquietud.
Ninguno de tus pensamientos ni ninguno de tus comprensiones, puede coincidir con la perfección de la Luz en su acción y en sus efectos. Eso te será mostrado, cada vez más, por tus simples cambios de mirada.
Entonces, tu Lemniscata Sagrada arderá por los pilares de Fuego Ígneo laterales y te unirás a la Fontana de Cristal, allí donde tu sangre será lavada, donde María te llamará y donde no permanecerá nada de lo que está mal, ni siquiera un soplo.
Tú mismo serás el Fuego, tú mismo serás todos los multiversos, tú mismo serás la nada, el átomo, la fuente de todas las luces. Tú serás todas las llamas de Vida. Así es el Amor, así es el Fuego, así es la Luz.
Todo será perdonado, todo será regenerado en otro estado, quizá en otra forma, porque cada uno tiene su morada de Eternidad. Y eso, tú puedes serlo desde ahora, no necesitas esperar a la Lemniscata Sagrada colectiva y a que la Tierra se pare, para eso. La Resurrección te es ofrecida porque ese es el don de la Gracia. Tanto si has vivido las primicias como las etapas, no existe ninguna diferencia.
…Silencio…
Así que, todos juntos desde tu corazón, ya sea hoy o mañana, ya sea dentro de una semana, estés donde estés en este planeta, hay tiempo; y estando todos juntos en ese momento, el Fuego Ígneo se propagará hasta la Fontana de Cristal para que el agua viva de la Resurrección, el Agua de Vida, sea la comunión entre todos nosotros. No hay distancia, no hay día, no hay nadie, sólo lo que eres que es todo.
En esta comunión descubrirás lo que eres, en el corazón del Impersonal, en el corazón de la Verdad. Y cada día, cada instante en que tú seas la misma comunión que es fusión, lo vivirás.
…Silencio…
Mira. Ve y vive. Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida.
…Silencio…
Cada minuto de este tiempo de la Tierra es, si lo deseas, el mismo fuego, la misma comunión y la misma fusión. Eso está dentro, en tu templo, en el corazón del Corazón. Y eso es enseguida, no sufre ninguna dilación, aboliendo cada vez más, el tiempo y el espacio.
…Silencio…
Entonces Cristo te aportará el bautismo del Espíritu que no es nada más que nuestra comunión, pero donde la Alegría, más allá de la Paz, te llenará de gozo y gratitud. El Coro de los Ángeles acompañarán esto, todo será regenerado.
…Silencio…
Así termina. En este día de Adviento, lo que puedas oír o leer de mí, no lo encontrarás ahora más que en tu corazón del Corazón. Encontrarás allí el mismo Fuego, las mismas palabras en todas las lenguas, la misma verdad. Si eso te parece, en ciertos momentos, alejado de ti, entonces puedes volverte a escuchar a ti mismo, oírte a ti mismo lo que te he expresado y lo encontrarás.
Poco a poco y, a medida que instales tu mirada interior, el “velad y orad” que te ha dicho Cristo -y pedido-, te aparecerá como la única lógica evidente, la única forma de rendir gracia y testimonio de la acción de la Luz y de tu verdad.
De cada corazón a cada corazón, el mismo Fuego. De cada corazón a cada corazón, la misma alegría.
…Silencio…
En la Gracia del Fuego Ígneo, tu corazón te bendice y la Gracia se propaga.
…Silencio…
Entonces, yo te bendigo en el Fuego del corazón.
…Silencio…
En nombre de la Nueva Alianza, en nombre de la Nueva Eucaristía, desde tu corazón, yo decreto tu Libertad, yo decreto la Alegría eterna.
…Silencio…
Ahora es el momento en que me calle y que tú mires lo que vives, en el Silencio y en la Paz.
Yo te saludo y te bendigo siempre en la Eternidad del Amor.
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