lunes, 13 de junio de 2016

El Proceso de Transmutación de la Substancia. parte 2 (Vicente Beltrán Anglada)



V.B. Anglada
El Proceso de Transmutación de la Substancia. II


Bien, existe un proceso de magia, y siendo magia el poder de dirigir a conciencia, a voluntad, dentro de un espíritu de bien, a todas estas fuerzas, estas criaturas conscientes e invisibles que pueblan los éteres, todas las dimensiones del espacio, y todos los elementos de la naturaleza, para constituirse en Señor de todo el proceso estructural del universo, para convertirse en un creador universal. Porque todas las religiones, sin distinción alguna, reconocen que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, por tanto, es la semilla eterna de una realidad inconsútil, de una realidad que todo el mundo, por profano que sea, algún día tendrá que reconocer como un hecho vital en su vida. Y este proceso es el que les ha llevado a ustedes hoy aquí, y si ustedes analizan el misterio que se agita en el silencio, el que se está provocando, ya tendrán una pequeña noción de lo que hay que entender por este aspecto dévico de la naturaleza, es decir, los ángeles.

No hay ninguna religión en el mundo que no rinda culto a los ángeles, bajo nombres distintos, serán devas, ángeles, arcángeles, asuras, serafines u otros nombres o Agniswhattas según el brahmanismo hindú, pero en el fondo todo esto es un proceso de unificación de la psicología del hombre con la psicología de otra evolución de la cual poco sabemos, y sin embargo, de la cual cada vez tenemos que estudiar más su significado. Es decir, que el hecho de que ustedes me oigan, el hecho de que estén atentos al proceso que está desarrollándose, es una demostración de que este éter no está vacío, que existe una substancia inteligente que guía los pensamientos, que atrae la atención, que crea nubes si conviene, o luces o colores, porque las palabras vistas en una cuarta dimensión se convierten en colores, y este color será tanto o más bonito y agradable cuanto mejor sea el pensamiento que la emite o la palabra que se pronuncia. Entonces, todo el proceso de la atención ya debe empezar cifrándose en el valor cualitativo de la palabra, siendo la palabra el principio emanado del Verbo o sea el principio de la creación, pues todas las religiones sin distinción, dicen: El Universo es el resultado de la Palabra del Creador. Dios dijo: “Hágase la Luz”, el AUM, la Luz se hizo. Pero cualquier religión oriental dice lo mismo, cuando el Señor inició su canto surgieron los soles, las estrellas y surgieron los planetas, entonces no es sin razón que la palabra tiene una motivación oculta y que esta motivación oculta es lo que debe emplear el pensador para interpretar correctamente las emanaciones arquetípicas del yo trascendente, para servir de vehículo de comunicación con los demás seres, y no como hasta ahora que la palabra constituye todavía un germen de separatividad. 

No olviden ustedes unas palabras del evangelio, de Cristo: “El día del juicio -todo es simbólico naturalmente- os serán tenidas en cuenta incluso vuestras palabras inútiles”. Ya no-solo las palabras insanas, la murmuración, la crítica o la maledicencia, sino las palabras lanzadas sin ton ni son, y que constituyen como un bumerán, un arma que vuelve contra aquel que las ha emitido, constituyendo el principio del karma. 
Y si van ustedes, en el proceso estructural del universo, ya, buscando la aceptación mística de lo que ocurre en los elementos de la naturaleza, la tierra, el fuego, el aire y el agua, e interpretan esto desde un punto de vista esotérico, como que estos elementos tienen vida, y que esta vida es consciente, y que dentro de los elementos existen entidades que lo componen, que lo constituyen, y que se llaman elementos de la naturaleza, y que estos están actuando en y sobre el individuo constantemente, tendrán materia para pensar en grandes proporciones. Ya se estarán introduciendo en el campo magnético de lo que será el hombre del futuro, el hombre que interpretará la voz de los ángeles y al propio tiempo será capaz de cumplir con su cometido, de dominar las fuerzas elementales de la naturaleza a través los cuatro elementos conocidos, la tierra, el aire, el fuego y el agua, porque dentro de estos elementos está la vitalidad de Dios y esta vitalidad es la que crea la estructura del universo, y que el éter es el transmisor de la verdad de la divinidad, y en los cantos antiguos se dice que el éter es la sangre de los dioses, luego significa, que realmente estamos inmersos en la sangre del propio Dios. 
Y cuando esotéricamente se dice: En Él vivimos, en Él nos movemos y en Él tenemos el ser, estamos diciendo que estamos dentro de la sangre del propio Dios, y que dentro de esta sangre los cuatro elementos tienen que depararnos el motivo de futuras creaciones.

Ustedes, y todos en general, de pequeños se nos ha enseñado que existen elementos invisibles, las hadas de los bosques, de las flores, los enanitos de la tierra, las ondinas del agua, los silfos del aire, las salamandras del fuego, pero ha quedado como un cuento infantil, como algo solamente para las mentes infantiles, y no obstante, lleva la tradición de lo real, de lo que sucede en el éter, de aquello que está más allá y por encima del entendimiento actual. 

Estamos programados para tener a nuestra disposición las fuerzas condensadas y las energías pletóricas de la vida de Dios, que es el éter, la multidimensionalidad del espacio, el poder que promueve toda posible evolución, y aquel poder que crea el principio y el fin de todas las cosas, que es la serpiente mordiéndose la cola del Brahmanismo, el día y la noche es la misma cosa, es la oposición del mismo proceso, los crepúsculos y las auroras, los días y las noches. Todo está conjuntamente, y el día que la persona aprenda a reconocer esto dentro de otra dimensionalidad sabrá cuál es el proceso que debe seguir para tener a su control aquellas pequeñas vidas que se agitan en el éter, ya sea en el agua, en el aire, en el fuego o en la tierra, para convertirse en un proceso místico de integración, en un perfecto Hijo de Dios aquí en la Tierra.

Esto es fundamentalmente el objetivo de estas conversaciones esotéricas, y si alguna cosa parezca extraña ruego solamente que se medite, que se piense en aquello que hemos aprendido, en los sueños de cuando éramos niños. Qué pasaba en nosotros cuando éramos puros todavía, cuando la mente todavía no estaba contaminada por el pensamiento, cuando no sentíamos el agobio del deseo, cuando estábamos inmersos todavía en aquella mística cuarta dimensión de la cual proveníamos, para saber que estamos ahora reproduciendo un proceso que debe seguir contrariamente las agujas del reloj de la vida actual, debemos dar un giro completo de 360º grados, volver al principio de lo que fuimos, para reconocer en cada vuelta del nuevo camino cuál es la espiral que debemos coger y cuál ha de ser nuestro verdadero camino. Porque estamos hablando de integración, en yoga se habla de integración de los vehículos de la personalidad, se nos habla de respiraciones, se nos habla de posturas, pero, ¿se ha meditado bien profundamente el significado de las asanas, por ejemplo, de las respiraciones, de todo el significado de la concentración y que cuando se nos habla de integración espiritual o material en cualquier vehículo, se nos está dando una idea de que en nosotros está ardiendo este fuego promotor de lo creado, y que debemos utilizar este fuego para producir cosas mejores, tal como dijo Cristo? Entonces, el proceso es de un estudio constante de todo aquello que ahora se presenta ante nosotros como una interrogante, hay que llamar a la puerta de los misterios para que los misterios respondan, hay que llamar para que nos abran la puerta de esos misterios, hay que pedir constantemente, porque pidiendo e interrogando al futuro es cuando seremos libres en el presente. 

Y esto es precisamente lo que debemos hacer constantemente, ser conscientes en el presente de todas las dimensiones para saber lo que es el gozo de la integración. 
La integración solamente del cuerpo físico exige años y años de lenta y estructurada práctica. 
Existe una concentración constante de estos límites y fronteras que nos hemos autoimpuesto, debemos estar constantemente pendientes de la influencia del tiempo que está pasando y no dejar pasar ni un solo minuto sin tener una responsabilidad respecto a este minuto, que es cómo se libera uno del karma, es decir, del destino nefasto que aparentemente viene transmitido por las estrellas. No es así. Las estrellas nunca pueden obligar al hombre a realizar algo que está fuera de sí, las estrellas solamente nos inclinan, indican un camino, tú debes decidir si has de seguirlo, y esto es precisamente la base del esoterismo: que sintiendo la influencia de las estrellas puede dominar su influencia a través del estudio concentrado de esta obligación autoimpuesta, de esta regulación incesante de la vida, de este poder inmenso sobre los elementos y sobre los éteres, para llegar a un punto de concentración en cada uno de los cuerpos
 y vehículos capaces de producir por esta fuerza impulsiva de invocación una gran integración de principios. 
Y entonces podremos ver, reconocer y saturarnos del principio del reconocimiento divino, veremos que realmente cuanto nos dijeron los sabios del pasado, los grandes filósofos, lo que vivieron los místicos y lo que nos ha legado a nosotros la tradición, tiene su punto de aceptación real, pero no hay que reconocerlo mentalmente como un nuevo conocimiento, que es lo que ocurre desgraciadamente con el esoterismo, se está reconociendo integralmente el esoterismo. 
Se está simplemente estudiando, reconociendo, el esoterismo, pero ¿existen realmente vidas esotéricas?, ¿existen discípulos en el mundo? Esto naturalmente es un desafío impuesto a nuestra condición de pensadores, de observadores de este proceso que está a nuestro alrededor constantemente. 
Por tanto, si somos capaces de aceptar el desafío de los hechos, si somos capaces de reconocer que sabemos muy poco en relación con lo mucho que hay que aprender, y que aun lo poco que sabemos es solamente de tipo intelectual, no nos extrañemos que la sociedad esté en crisis. 
Que los valores fundamentales del espíritu estén relegados a un segundo, tercero, cuarto o quinto término, y que solamente exista un principio de separatividad y de egoísmo, y que existan guerras y conflictos por doquier, porque todo este proceso está llevado por este poder del hombre que tiene sobre los elementos. 
Porque, naturalmente, se nos dice en táctica militar, por ejemplo, la guerra es el principio que nace de dos voluntades opuestas, no es más que reconocer que constantemente existe en la sociedad —porque existe en el individuo— una oposición constante contra sí mismo o contra los demás, y que solamente cuando el hombre tiene paz es cuando se siente unido a los demás. Cuando exista un proceso estructural armonioso y equilibrado en marcha y la sociedad puede (podrá) convertirse entonces en un arquetipo de lo que debe ser la verdadera sociedad.

Conferencia de Vicente Beltrán Anglada
En Barcelona, 12 de Abril de 1975
Digitalizada por el Grupo de Transcripción de Conferencias (G.T.C.) 14 de Diciembre de 2007
http://www.sabiduriarcana.org/
 

http://trabajadoresdelaluz.com.ar/
http://noarosauniversoespiritual.blogspot.com.es/

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