viernes, 18 de diciembre de 2015

Nanyehi: La Mujer Amada de los Cherokees


Dicen que cuando Nanyehi (en Cherokee “la que anda”) vino al mundo en 1738, un lobo blanco apareció en el horizonte. El blanco era el símbolo de paz entre los Cherokee y ella pertenecía al Clan del Lobo. A los 16 años fue casada con el bravo líder Kingfisher y tuvo dos hijos con él. Durante la batalla de Taliwa en 1755, Nanyehi de 18 años, luchaba codo a codo junto a su marido para defender las tierras del ataque de una tribu, cuando su hombre cayó muerto.
En un gesto heroico la joven tomó el rifle y llevó a los guerreros cherokee a la victoria. Por su valentía le fue otorgado el honroso título de Ghiguau o “Mujer Amada de los Cherokee”(1), una prestigiosa distinción que los clanes daban a las mujeres extraordinarias.
Ser una Ghigau no sólo le permitía tomar decisiones junto a los líderes masculinos, también representaba a sus congéneres y era la encargada de los cautivos, a quienes salvó en numerosas ocasiones de una muerte segura. Precisamente una mujer blanca y cautiva, en agradecimiento por sus cuidados y amabilidad, enseñó a Nanyehi nuevas técnicas de tejido en telar y la crianza del ganado. Estas habilidades, cambiaron considerablemente la forma de vida del pueblo Cherokee y elevaron aún más la imagen de Nanyehi.
Sobrina del famoso Jefe Attakullakulla, la Cherokee sabía mucho de diplomacia y conocía el idioma del hombre blanco. Por eso cuando John Sevier, jefe de la delegación estadounidense propuso discutir los asentamientos alrededor del río Little Pigeon, esta Mujer fue la voz y representante de su pueblo.
Grande fue la sorpresa de la diplomática cuando descubrió que entre los negociadores estadounidenses,no había una sola mujer... Participó en el Tratado del 20 de julio de 1781, y el Tratado de Hopewell, 28 de noviembre de 1785, como orador principal y los cronistas de la época cuentan que emocionó a todos con sus palabras.
Hacia 1750 la Cherokee se casó con el comerciante inglés Bryant Ward. El hombre ya tenía una esposa blanca, pero como los Cherokee no consideraban el matrimonio como una institución permanente, la pareja tuvo una hija y vivieron juntos por un tiempo, hasta que Ward regresó con su familia de Carolina del Sur. Nancy conservó el nuevo nombre y se convirtió en un personaje muy conocido y apreciado por los colonos que transitaban el territorio Cherokee.
Sus intensos y dramáticos llamados por la Paz continua, ayudaron más de una vez a evitar una guerra a gran escala. Pero nadie podía proteger a la Nación Cherokee de la invasión blanca, los tratados y compromisos para respetar los derechos de la tierra Cherokee, se fueron rompiendo y de poco sirvió fumar la pipa de amistad.
Hacia 1819 Nancy Ward se vio obligada a abandonar su Chota natal para establecerse en el sur donde falleció en 1822. Un monumento fue erigido en su tumba en 1923 y la historia de Estados Unidos la conmemora como una de las Hijas de la Revolución Americana.
Según testigos, el lobo blanco volvió a aparecer el día que la Cherokee más amada dejó este mundo.
(1) Las palabras de la “Ghigau” tenían mucho peso en el Consejo. Los Cherokee creían que el “Gran Espíritu” hablaba con frecuencia a través de la “Mujer Amada”. Es importante recordar que antes de la llegada de los conquistadores europeos, los Cherokee tenían una sociedad matriarcal. Las raíces de las familias se rastreaban por línea materna. Fueron los británicos quienes instalaron la línea patriarcal alrededor del 1700.

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