LOS TEMPLOS ETERICOS
El templo etérico es el espacio sagrado dónde podemos vislumbrar las verdades más profundas, las que te conectan con tu ser más elevado y es también donde el ego se queda fuera, a las puertas del templo, y en donde tu individualidad cede el paso al conjunto de energías creadoras que componen el “todo”, la unidad. Allí se aprende de los maestros ascendidos y de los hermanos de la luz, para que después puedas mejorar en tu vida en la materia. Allí recuerdas todas las cosas, el propósito de tu existencia, de la existencia del mundo, instruyéndote en la verdad y en el amor y mostrándote todas aquellas herramientas que podremos utilizar para expandir nuestra consciencia, a su vez estos enclaves son generadores de una gran energía en la que la sanación tanto física como emocional es restablecida. El templo en sí es la puerta que nos conecta con lo que hemos sido, con lo que somos y hemos venido a hacer en cada existencia nuestra, es donde acudimos cuando nos sentimos perdidos para volver a conectarnos con nuestro ser divino. Hay templos de luz inmensamente grandes con una luz que no proviene de ningún lugar en concreto, una luz que aunque potente no es nada molesta, más bien es como un bálsamo para los sentidos, lo hay dorados y pequeños, los hay que simulan las cavidades más profundas de la Tierra repletos de cristales maestros, cuarzos de sanación, en fin…
El templo etérico es el espacio sagrado dónde podemos vislumbrar las verdades más profundas, las que te conectan con tu ser más elevado y es también donde el ego se queda fuera, a las puertas del templo, y en donde tu individualidad cede el paso al conjunto de energías creadoras que componen el “todo”, la unidad. Allí se aprende de los maestros ascendidos y de los hermanos de la luz, para que después puedas mejorar en tu vida en la materia. Allí recuerdas todas las cosas, el propósito de tu existencia, de la existencia del mundo, instruyéndote en la verdad y en el amor y mostrándote todas aquellas herramientas que podremos utilizar para expandir nuestra consciencia, a su vez estos enclaves son generadores de una gran energía en la que la sanación tanto física como emocional es restablecida. El templo en sí es la puerta que nos conecta con lo que hemos sido, con lo que somos y hemos venido a hacer en cada existencia nuestra, es donde acudimos cuando nos sentimos perdidos para volver a conectarnos con nuestro ser divino. Hay templos de luz inmensamente grandes con una luz que no proviene de ningún lugar en concreto, una luz que aunque potente no es nada molesta, más bien es como un bálsamo para los sentidos, lo hay dorados y pequeños, los hay que simulan las cavidades más profundas de la Tierra repletos de cristales maestros, cuarzos de sanación, en fin…
A los templos etéricos nunca se debe ir por curiosidad, ni para satisfacer triviales asuntos personales, además nunca podrás acceder a ellos si es así.
Hay templos etéricos alrededor de todo el planeta y en cada uno de ellos prima un don específico y una enseñanza concreta que proviene de un maestro ascendido. Y aunque no hace falta viajar a esos lugares concretos donde se ubican esos templos etéricos , si tienes la oportunidad de poder entrar en alguno de sus enclaves físicos, (ya que estos templos etéricos siempre están anclados a algún lugar de poder en el planeta ) y eres lo suficientemente sensitivo para percibir las energías del lugar, podrás entrar en comunicación con lo que allí se revela.
El templo etérico de luz es un espacio entre las dimensiones, tan cercano a nosotros como lo estás tú de tu ser interior, y nunca dejamos de visitar esos lugares, y esto lo hacemos todos. Lo que ocurre es que la mayoría de personas lo hacen en el período del sueño, si no lo recuerdas puedes pedir ser más consciente de lo que has visto o aprendido. Ahora bien, si quieres acudir allí, establecer un contacto conscientemente puedes hacerlo siempre y cuando tu conciencia se expanda y tú te permitas entrar en el silencio, para ver, sentir, oler, sin prejuzgar y pidiendo la compañía de tu guía de luz. Este viaje se realiza con el cuerpo etérico, ya que la vibración es la que es afín a esos lugares donde la geometría de la luz es la que construye el templo y todo lo que en él ves.
El templo etérico de luz es un espacio entre las dimensiones, tan cercano a nosotros como lo estás tú de tu ser interior, y nunca dejamos de visitar esos lugares, y esto lo hacemos todos. Lo que ocurre es que la mayoría de personas lo hacen en el período del sueño, si no lo recuerdas puedes pedir ser más consciente de lo que has visto o aprendido. Ahora bien, si quieres acudir allí, establecer un contacto conscientemente puedes hacerlo siempre y cuando tu conciencia se expanda y tú te permitas entrar en el silencio, para ver, sentir, oler, sin prejuzgar y pidiendo la compañía de tu guía de luz. Este viaje se realiza con el cuerpo etérico, ya que la vibración es la que es afín a esos lugares donde la geometría de la luz es la que construye el templo y todo lo que en él ves.
Visitar un templo etérico es una de las responsabilidades mayores que se asumen, ya que las enseñanzas que allí embebes, aprendes e interiorizas son de compromiso para contigo y tu manera de vivir, y desde ese momento ya nada será igual por que has despertado en ti la conciencia dormida.
Amen Tut
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