lunes, 15 de junio de 2015
Manejo de energías cósmicas
Estas maravillosas energías no deberán pedirse solamente el día específico de su mayor intensidad, sino en cada día de nuestro diario vivir o en el momento que sean requeridas. Cada una de estas energías se manifiesta en diferentes formas o modalidades, de acuerdo a su voltaje o cohesión propias. Por lo tanto se pueden presentar como luz, flama, llama, fuego o rayo.
La diferencia está dada únicamente por la intensidad del voltaje su potencial. Cuando invoquemos o pidamos estas maravillosas energías, lógicamente conscientes de que las estamos solicitando a través de esa parte divina en nosotros, es decir por medio de nuestro ser cristico o magna presencia YO SOY individualizada en cada uno de los hijos de Dios.
Igualmente debemos manifestar en forma consciente que las invocamos bajo la gracia divina y para el bien de todo hijo del creador, es decir no lo solicitamos como nosotros la personalidad humana, sino dejando que obre nuestra parte divina, es decir Dios y su justicia. De esta manera estamos evitando el tratar de inmiscuidos en el libre albedrío de nuestros hermanos o el causar daño con nuestro pedido a ningún hermano nuestro o a la creación de amor que nos ha sido dada como habitación.
Es posible que al pedirlas no las veamos ni en nuestra mente ni mucho menos con nuestros ojos físicos, lo cual no quiere decir que no actúen: recordemos que todo es mente, cerrando nuestros ojos con plena certeza, confianza y seguridad, estas energías estarán actuando. Por lo tanto valgámonos de ellas. La luz la podemos ver o imaginar de una coloración tenue, como el chorro de luz de una linterna; se usa principalmente para armonizar, para crear ambientes de paz, de armonía, sin lucha de desacuerdos. La flama es la misma luz, pero en una intensidad mayor, es decir, con sus partículas más cohesionadas, mas acerca las unas de las otras por lo tanto la intensidad de su calor isotérmico son de mayor vibración.
La flama la podemos representar como cuando tenemos una estufa, ya sea de gas o de gasolina, en bajo. Es una flamita que además de armonizar también activa.
Llama rosa del amor divino y de adoración Llama blanca de pureza, la resurrección y la ascensión Llama verde de la verdad, la curación, la consagración y la concentración Llama azul y cristal, de fuerza, poder y protección y voluntad de dios Llama oro-rubí de paz, gracia, saneamiento, provisión y ministerio, Llama dorada de iluminación, el amor y la paz, Llama violeta de misericordia, compasión, invocación, transmutación y liberación, La llama es la misma luz o la misma flama pero con una intensidad de mayor perdurabilidad y un nivel vibratorio más intenso. Podríamos representarla nuevamente con la estufa pero ya en alto. La llama se mantiene más intensamente en nosotros. Por ello, nosotros deberíamos usar constantemente la llama violeta y permanecer en un cilindro de llama violeta de dos metros de diámetro aproximadamente alrededor nuestro, ya que la llama violeta es eminentemente transmutadora, limpia y disuelve toda energía discordante, ayuda al hombre a liberarse de su karma antiguo o acumulado o latente, igualmente ayuda a romper ataduras y cristalizaciones de miedo, ansiedad, gula, pereza, temor, angustia y todo aquello que nos cause limitación.
Abre el espacio para qué energías más sutiles pueden penetrar, energías tales como la luz y la llama blanca entre otras. El fuego tiene un nivel superior de voltaje, siendo la misma energía en un nivel mayor de intensidad y poder. Lo podemos imaginar o visualizar como un gran incendio. Sí está actuando en nuestro cuerpo, deberá sentirse y visualizarse quemando todo lo negativo. Todo aquello menor que la verdadera perfección.
El fuego violeta libera y transmuta casi que instantáneamente.
COMO MANEJAR ESTAS ENERGÍAS
Como ya se dijo, siempre debemos solicitarlas por intermedio de nuestra amada presencia YO SOY en nosotros, en nuestro hogar, nación o nuestro planeta o bien en el nombre del ser cristico y siempre bajo la gracia divina, es decir de acuerdo con la ley de la voluntad divina. Una vez se hayan pedido, traemos primeramente el fuego violeta y envolvemos nuestros cuerpos en el, así como también nuestro hogar o el recinto de trabajo y sitio de meditación; lo vemos cumpliendo su función y solicitamos la llama violeta.
Al entrar la llama, se produce una diferencia de potencial que hace que la persona o el evento o el planeta empiece a girar intensamente y al producirse el giro van saliendo todo tipo de cristalizaciones, odios y demás imperfecciones que nos impiden avanzar; comienza a salir tanto de nosotros como de nuestros hermanos, para quienes invocamos con gran amor estas energías maravillosas.
Una vez elevado el fuego sobre nosotros, hacia la primera causa universal para qué allí sea purificado nuevamente; traemos el fuego blanco y repetimos todo el proceso con el fuego y la llama. Elevamos el fuego y dejamos actuando la llama, lo mismo que la anterior. Luego podemos traer la llama Rosa, la llama verde y así sucesivamente y envolviéndonos en ellas. Es conveniente hacer penetrar por los vitris de las plantas de nuestros pies el fuego violeta, la llama violeta, el fuego blanco y la llama blanca, ya que si las hacemos penetrar por la coronilla, pueden causarnos molestias o dolor de cabeza, debido a su gran poder y al hecho de no tener nuestros chakras superiores vibrando adecuadamente, a causa del mal manejo energético que hemos realizado en nuestro diario vivir. Las energías restantes si podemos visualizarlas o entrarlas por nuestra coronilla. Una vez realizado lo anterior podemos pedir a través de la presencia divina, la luz azul del primer rayo, para que envuelva en una esfera, pirámide o cubo de luz azul que selle estas energías, y para que sea una muralla de protección contra todo elemento discordante o perturbador que intente molestarnos. Este llamado podemos realizarlo invocando al amado arcángel Miguel y a los señores de luz del primer rayo. Sería conveniente, justo y equitativo, que utilizáramos todo los días estas energías divinas, en una acción consciente de limpieza para nuestro amado planeta tierra. Podríamos en el nombre del Ser Crístico del planeta o de nuestra humanidad, invocar a los seres de luz que manejan y administran estas energías, para que envuelvan el planeta en una pirámide perfecta de luz violeta y visualizar como desde sus vértices y aristas se irradia la luz violeta hasta el núcleo del mismo planeta, condensándose allí el fuego violeta que crece y llena a todo ser del planeta mismo, para transmutar y consumir toda la efluvía o energía negativa que rodea al planeta y a nosotros mismos, envolviendo en este fuego liberador a gobernantes, marginados de la ley, ricos y pobres, niños y adultos, la todos los seres humanos sin ningún distingo, a los reinos mineral, vegetal, animal y todo ser o evento que nuestra conciencia o nuestro maestro interno nos indique a través de nuestros sentimientos u observaciones.
Información de autoría: – Jorge Llorente, instructor de Ciencia Cósmica (Bogotá Colombia) –
Libro de enseñanzas: Las incertidumbres humanas (anónimo)
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