viernes, 19 de junio de 2015

Familia Tóxica 3 : Cómo sobrevivir al Rechazo



La familia puede ser un gran apoyo, puede ser el pilar sobre el que construir una personalidad sana y segura, la familia puede elevar tu autoestima hasta niveles insospechados y puede alumbrar lo mejor que hay en ti, pero eso no pasa siempre, de hecho, son las familias, los seres más queridos y más cercanos, los que provocan los mayores fracasos, son el foco de los mayores conflictos y son la maquinaria perfecta para la creación de traumas. La familia que no “eliges”, la que esta ahí cuando naces y que con suerte se multiplica llenando tu existencia de acompañantes que como tú, inician sus días a tu lado con el único propósito de competir y zancadillearte una y otra vez. Son los hermanos los que iniciarán una lucha sin tregua por la atención y el amor paternal, tratando de unificar el foco de atención sobre sí mismos, restando en tamaño tu parcela de cariño y provocando el rechazo.
En la familia existen multitud de formas de rechazo y de cómo propiciar que este desemboque. Por regla general si destacas en el núcleo paterno filial, estarás provocando que tus hermanos se conviertan en enemigos, estos aprovecharán cualquier tropiezo para utilizarlo a su favor y desviar la atención paternal, y comenzar una campaña de desprestigio sistemático, que de como resultado tu exclusión y posterior rechazo. Una vez se dan las pautas necesarias para que la exclusión sea efectiva, tu familia tratará por todos los medios que cualquier gesto de proximidad, sea malinterpretado, rechazado y desviado del foco de atención progenitora. Toda esta campaña de rechazo irá inevitablemente acompañada de una sistemática y cansina cantinela de despropósitos dirigidos sibilinamente hacia tu persona, con el fin de tratar de fabricar un enemigo global de la familia, un integrante que de permitir su reentrada, provocaría el desmembramiento de el resto de sus integrantes y por ende, la desintegración, provocando el miedo y la inseguridad paternal, instalando en la mente de los progenitores la ilusión de que es mejor estar tuerto que ciego y justificar así la ausencia de uno de los miembros.
El mayor desencadenante del rechazo es la envidia. Destacar sobre el resto o simplemente, no llegar a desarrollar una personalidad gregaria, y ser por contra independiente y seguro, desencadena la peor de las tormentas políticas en el seno de cualquier familia. La mayoría de las veces los progenitores actúan de llama, que hace que esa mecha prenda, marcando diferencias y mostrando constantes comparaciones entre los distintos hijos, provocarán que estos activen sus mecanismos de defensa más primarios y luchen de la forma más sangrienta y agresiva por la atención del progenitor. Esa aprobación que calma a la fiera, la mano en el lomo que tratan de conseguir a toda costa, mostrando una constante, infinita e insaciable necesidad de atención paternal. Esto es muy antiguo, desde Caín y Abel, los conflictos familiares se han ido refinando hasta lograr dramas difíciles de superar, vidas marcadas y traumadas, por un rechazo familiar, por un tratar de ser uno mismo, por tratar de formarte y forjarte en un ser completo e independiente, chocas con las aspiraciones parasitarias del resto de los miembros y termina por provocar la salida forzada del núcleo.
Una vez este rechazo y la exclusión es más que palpable, una vez han logrado que la atención sea desviada y seas etiquetado como la causa de todos los desvelos paterno-filiales, el único camino que te queda es el que tú mismo te construyes. Ya demostraste ser independiente y capaz de volar por ti mismo, ya dejaste patente que tu necesidad de dosis paternal era baja, pues es ahora cuando tienes que demostrarlo. Por suerte no te hacen falta y demuestras desenvolverte perfectamente en el mundo sin la necesidad del visto bueno de ninguna figura paternal, que te de la palmadita en la espalda y te diga lo bueno que eres.
Estás solo, física y literalmente solo, ahora es cuando debes demostrar lo que vales, aunque esto no te supondrá ningún esfuerzo, porque en tu interior ya lo sabes. Te enfrentas al mundo y este te hace reverencias, es fácil que la vida te sonría, pero que jamás logres contestarte muchos de los porqués que rondan tu cabeza, es fácil que esas preguntas nunca sean contestadas, porque básicamente el ego de las personas impide que reconozcan sus errores, desde luego esto es lo normal. Rectificar y pedir perdón es un esfuerzo titánico en aquellos que sus carencias le impiden ver sus dones y reconocerse autores de una conspiración doméstica.
Aunque trates de realizar periódicos acercamientos, lo único que obtendrás, será la visión de su indiferencia y sus anchas espaldas al marcharse, todo esto no se aclarara hasta que deba aclararse, aquí es solo cuestión de sentarse a esperar que los acontecimientos se suceden y los ojos se abran. Este tipo de rechazos sólo los cura el tiempo, puede que pasen décadas, pero tarde o temprano se terminarán desencadenando unos acontecimientos que pongan todas las cosas en su sitio.
Cuando el rechazo procede directamente de los progenitores, sin que exista influencia externa, es debido a que estos suelen tender a fabricar un reflejo de símismos en sus hijos y tratan de moldearlos a su imagen, rectificando esos errores que propiciaron que no lograran realizarse a si mismos, pero los hijos suelen tener sus propios planes y su propia personalidad, lo que provoca el conflicto y el posterior rechazo. También se suele dar el caso de que es el hijo el que se convierte en maestro de sus propios padres, este con su personalidad y su forma de desenvolverse en el entorno, provoca que los progenitores se queden sin argumentos y queden anulados por su propia progenie lo que es un ataque a su autoestima y ala figura de poder que representan y provoca el consiguiente rechazo como consecuencia directa.
Sobrevivir al rechazo depende en gran medida de dosificar tu necesidad de aprobación paternal, superar la soledad y crearte el entorno en el que construir tu propio oasis familiar, en el que crear un buen clima y evitar repetir los errores que propiciaron el aborto tardío de tu entorno familiar original. Es difícil asumir el rechazo, desde pequeños se instala en nuestro subconsciente que tus padres son tus guías, tus maestros, tu coraza y quedarte desnudo y desprotegido, es un licor verdaderamente amargo, muy difícil de tragar, pero evidentemente no imposible. Todos en mayor o menor medida han sufrido algún tipo de rechazo familiar, la familia no es perfecta no es para nada una garantía de éxito y está en nosotros el deber de enfocar debidamente cada situación y saber reconocer el conflicto y tratar de solucionar en la medida de lo conscientes que seamos del mismo.
Con las familias tóxicas no existen soluciones estándar, cada familia es un universo en continua eclosión y el parto de las posibles soluciones, para por concienciarnos del papel que jugamos en cada una de las situaciones que se desencadenan alrededor nuestro. Parar y recapacitar en el mejor aliado que tendremos, no dejarnos llevar por la corriente, evitar participar en el drama en la medida de lo posible y tratar de rectificar aquello que podamos ser participes y coautores. Quizás no eres el rechazado, pero inconscientemente estas participando en un proceso inquisitorio, repasa y revisa tus acciones y trata de curar esas situaciones en las que fuiste el actor principal. Tampoco es recomendable tomar el papel de víctimas, este rol es la peor solución a cualquier problema que surja en una familia, ser responsables, maduros y conscientes, asumir aquello que provoco tu desacertada acción y rectificarla es el mayor síntoma de consciencia y madurez que conseguirás desarrollar en tu vida.
Tomado de: lacosechadealmas.blogspot.com

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