martes, 4 de agosto de 2015

El Espíritu Santo en nuestras vidas




El Espíritu Santo en nuestras vidas
Publicado por Sonia Riquelme en Universo Espiritual Comunidad.
http://universo-espiritual.ning.com/
El Espíritu Santo es una fuerza o cualidad divina al modo de la sabiduría, la belleza, el amor o la bondad.
Siendo el Poder o Fuerza Activa de Dios.
Sobre la procedencia del Espíritu Santo, existen ciertos acuerdos entre las diferentes confesiones cristianas. A excepción de la interpretación triteísta
La interpretación triteísta, asume al Espíritu Santo como un ser eterno e independiente de Dios.
Las otras tres interpretaciones consideran que procede de Dios, aunque se diferencian en la forma.
En el modalismo, procede como fuerza, en el arrianismo como criatura y en el trinitarismo como persona.
El trinitarismo aborda, además, una cuestión adicional, distingue entre la procedencia del Padre y la procedencia del Hijo.
En la forma Oriental se dice: el Espíritu Santo «procede del Padre».
La Iglesia Occidental confiesa una doble procesión del Espíritu Santo: «del Padre y del Hijo».
En lo referente a las cualidades del Espíritu Santo, se asume que es portador de dones sobrenaturales que pueden transmitirse al hombre por su mediación.
La enumeración de los dones puede variar de unos autores a otros pero existe un amplio consenso en cuanto a su excelencia y grandeza.
El Libro de Sabiduría caracteriza a este Espíritu en los siguientes términos:
Espíritu inteligente, santo, único y múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado, claro, inofensivo, agudo, libre, bienhechor, estable, seguro, tranquilo, todopoderoso, omnisciente, que penetra en todos los espíritus inteligentes puros sutiles.
Isaías enumera los «dones del Espíritu Santo»:
Espíritu de sabiduría, inteligencia, consejo, fuerza, ciencia, piedad, temor de Dios.
Estos dones se completan con «El fruto del Espíritu» que aparecen en la Epístola a los gálatas: «Mas el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, tolerancia [paciencia], benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.»
Se dice que la cercanía del Espíritu Santo induce en el alma estos hábitos beneficiosos que se conocen como El Fruto del Espíritu Santo.
Para los cristianos hay dones que Dios da por el Espíritu Santo.
A unos Dios les da por el mismo Espíritu palabra de sabiduría; a otros, palabra de ciencia; a otros fe, dones para sanar enfermos, el hacer milagros; a otros, profecía, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas.
Para el judaísmo se trata de una cualidad de Dios, no de un ser autónomo pero para la teología cristiana estas son las primeras intervenciones del Espíritu Santo en la historia bíblica.
En el relato de la creación del mundo en el Génesis dice que «el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas». Según los teólogos cristianos esta frase expresa la idea de una actividad divina actuando sobre el caos posterior a la «separación de los cielos y la tierra» y alude al poder creador y formador del Espíritu Santo.
Sin embargo, la palabra hebrea traducida por “espíritu” puede significar también “viento”, “soplo” o “aliento” por lo que otros autores han traducido este pasaje como «un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas» o incluso «un fuerte viento iba y venía sobre las aguas».
Este relato culmina con la creación de Adán. Dios modela su cuerpo del barro y sopla en su rostro el «aliento de la vida» Este «aliento de vida» se refiere a la cualidad animadora del Espíritu.
En el libro de Job éste afirma que «El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida».Por ello el Credo cristiano dice del Espíritu Santo que es «señor y dador de vida»
¿En tu vida que frutos o dones ha dado? ¿Cuál quieres que te dé?

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